Recién llego de pasar el fin de semana en la playa, estaba un poco impaciente por llegar porque sabía que a mi regreso encontraría mi bandeja de correo saturada. Pero viene muy bien un descanso de vez en cuando para reponer fuerzas y desconectar un poco, aunque confieso sin vergüenza alguna que extraño una barbaridad conectarme a Internet o mejor dicho al blog.
Estos días aproveché para leer y disfrutar del mar cosa que se agradece con estas temperaturas que estamos teniendo en España.
Entre lectura y baño también pensaba (no se extrañen, suelo pensar de vez en cuando) y me preguntaba si a esta digamos... impaciencia mía se le podía también llamar adicción.
Pienso que no, porque puedo resistir la tentación de buscar un ciber que lo hay, pero como decimos aquí la procesión va por dentro.
Recuerdo un artículo que leí en Terra sobre la adicción a Internet, decía que adicción no es únicamente sentir la necesidad imperiosa de conectarse, va acompañado de una serie de cambios en la persona.
"Un adicto a Internet empieza conectándose con normalidad, como lo pueda hacer cualquiera, pero en la red descubre un mundo que le resulta más interesante y que le llena más que el mundo real. Paulatinamente se va enganchando hasta que llega un momento en que abandona otras actividades cotidianas así como los estudios, el trabajo, los amigos o la familia. Y lo van abandonado todo a pesar muchas veces de que se dan cuenta de lo que hacen, pero no son capaces de dejarlo"
¿Cómo te sientes cuando no puedes conectarte durante unos días?
¿Has anulado una reunión o cita con cualquier excusa para poder conectarte?
¿Tienes más amigos en Internet que en tu círculo social?
Es mucho más serio de lo que en un principio parece, llegar al extremo de abandonar todo me parece muy fuerte y quizás debemos pensar un poco antes de responder o mejor aún no respondas, simplemente piénsalo.
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