La igualdad de los distintos

Ciertos comentarios producen risa. Ciertos comentarios provocan enojos. Ciertos comentarios pueden molestar, parecer intrascententes o simplemente agraviantes. Es parte del juego, no hay mucho que hacer al respecto. Son las reglas y cada uno las maneja como puede.

Pero jamás, hasta ahora, me habían causado tristeza.

Una tristeza tan profunda que tuve que alejarme, que necesité escaparme, que necesité olvidarlos y no pude.

La lógica me dice "¿qué esperabas? este mundo no es otro mundo" y tiene razón pero no me consuela. Es que, en alguna parte debe quedar alguna gota de esperanza aunque no lo parezca; aunque no la merezcamos.

Sigo sin comprender por qué medimos el dolor con una vara tan pequeñita y por qué somos incapaces de ponernos de pie y decir NO, esto está MAL y no me importa QUIÉN lo haya hecho. Y no me importa POR QUÉ lo haya hecho. Y no me importa si el que sufre es rojo, negro, amarillo o a lunares. Y no me importa porque soy egoista, porque podría ser yo o podría ser alguien a quien amo.

¿Qué ideología puede justificar la crueldad, la muerte o la tortura de un semejante? ¿Qué bandera es más importante que la vida del otro? ¿Acaso un trapo teñido de colores vale más?

Después del "No Matarás" no hay mandamientos accesorios. Empiezan y terminan allí.

Imagino entonces, un rio de cadáveres flotando irreconocibles.

¿El de mi peor enemigo? ¿El de la mujer que amo? ¿El de un desconocido? ¿El de mis hijos? ... Y todos son iguales, nada los diferencia. La misma carne corrupta, la misma degradación, la misma nada ¿Quién fue ese? ¿Era ella? ¿Soy yo?

Siguen su camino en ese rio imaginario y los contemplo perderse hasta desaparecer en el horizonte y regreso a mi casa, solo, cansado, vacio. Sin esperanzas.

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